Factores de Riesgo y Prevención de la Enfermedad de Alzheimer
Written By: BrightFocus Editorial Staff
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Los científicos han identificado factores que parecen jugar un papel en el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer, pero todavía no han llegado a ninguna conclusión firme en cuanto a las causas exactas de esta compleja enfermedad. Hay probablemente muchos factores que contribuyen a ello, en lugar de una sola causa.
El riesgo mayor de desarrollar la enfermedad de Alzheimer es la edad. Alrededor del 5 por ciento de los estadounidenses de edades comprendidas entre los 65 y 74, y casi la mitad de aquellos de 85 años y más, se estima que tienen la enfermedad de Alzheimer.
La mayoría de los casos de la enfermedad de Alzheimer son de aparición tardía, generalmente se desarrolla después de los 65 años. El Alzheimer de aparición tardía no tiene causa conocida y no muestra patrón de herencia evidente. Sin embargo, en algunas familias, grupos de casos son vistos. Un gene llamado apolipoproteína E (ApoE), parece ser un factor de riesgo para la enfermedad de Alzheimer de aparición tardía. Hay tres formas de este gene: ApoE2, ApoE3 y ApoE4. Aproximadamente uno de cada cuatro norteamericanos tiene ApoE4 y uno de cada veinte tiene ApoE2. Si bien heredar el ApoE4 aumenta el riesgo de desarrollar el trastorno, ApoE2 sustancialmente protege contra la enfermedad. Algunas investigaciones actuales se centran en la asociación entre estas dos formas de ApoE y la enfermedad de Alzheimer. La enfermedad de Alzheimer hereditaria (FAD, por sus siglas en inglés) o la enfermedad de Alzheimer (AD, por sus siglas en inglés) de aparición temprana es heredada, es una forma rara de la enfermedad, que afecta a menos del 10 por ciento de los pacientes de Alzheimer. FAD se desarrolla antes de los 65 años, en personas tan jóvenes como de 35. Es causada por una de las tres mutaciones genéticas en los cromosomas 1, 14 y 21.
Enfermedad cardiovascular: Factores de riesgo asociados a enfermedades del corazón y accidentes cerebro vasculares, tales como alta presión arterial y el colesterol alto, también pueden aumentar el riesgo de desarrollar AD. La presión sanguínea alta puede dañar los vasos sanguíneos en el cerebro, alterando las regiones que son importantes en la toma de decisiones, la memoria y habilidad verbal. Esto podría contribuir a la progresión de la AD. El colesterol elevado puede inhibir la capacidad de la sangre para eliminar las proteínas del cerebro.
Hay una creciente evidencia de un vínculo entre la AD y la diabetes tipo 2. En la diabetes tipo 2 la insulina no funciona eficazmente para convertir la azúcar en la sangre en energía. Esta ineficiencia se traduce en la producción de mayores niveles de insulina y azúcar en la sangre que pueden dañar el cerebro y contribuyen a la progresión de la AD.
Los radicales libres son moléculas inestables que a veces resultan de reacciones químicas dentro de las células. Estas moléculas buscan la estabilidad atacando a otras moléculas, lo cual puede dañar células y tejidos y pueden contribuir a dañar las células neuronas del cerebro causados por AD.
La inflamación es un natural, pero a veces nociva, es una función de sanidad corporal donde las células inmunitarias se liberan de las células muertas y otros productos de desecho. Cuando placas de proteína se desarrollan en AD, resulta en inflamación, pero lo que no se sabe es si este proceso es perjudicial y causa de AD, o parte de una respuesta inmune para intentar contener la enfermedad.
Otros posibles factores de riesgo: Algunos estudios han implicado previa lesión traumática en la cabeza, bajo nivel educativo y el género femenino como posibles factores de riesgo. AD también puede estar asociada con una reacción del sistema inmunológico o un virus.
En la actualidad, no existe una forma comprobada de prevenir la enfermedad de Alzheimer. Pero hay investigaciones que sugieren que incorporar ciertas opciones de estilo de vida saludable podría ayudar a mejorar su calidad de vida.
Los investigadores están tratando de entender si la forma en que comemos y qué tipos de alimentos comemos disminuye el riesgo de desarrollar Alzheimer. Consumir una dieta rica en granos enteros, frutas, verduras y pescado, y baja en azúcar y grasa -como la dieta mediterránea- puede reducir la incidencia de muchas enfermedades crónicas como las enfermedades cardíacas y la diabetes tipo 2.
¿Podrá esto también proteger contra la enfermedad de Alzheimer? Deberán realizarse grandes ensayos clínicos en seres humanos. Mientras que los científicos prosiguen en la búsqueda de más evidencia, usted puede descubrir que ingerir una buena alimentación aumenta su bienestar de salud general.
El ejercicio físico es una parte importante de un estilo de vida saludable, y algunos estudios indican que puede mejorar la agilidad cognitiva. Para un paciente de Alzheimer, el ejercicio también puede ayudar a mantener la fortaleza muscular, disminuir la fragilidad y mejorar el estado de ánimo.
Algunas investigaciones indican que “ejercitar nuestro cerebro”, mediante actividades como la lectura, el aprendizaje de un instrumento musical o jugar ajedrez; puede ayudar a proteger las personas del deterioro cognitivo más tarde en la vida. Nuevamente, se requerirán ensayos clínicos rigurosos para demostrar que esto es cierto. Mientras tanto, el aprendizaje de nuevas habilidades y actividades, como mínimo, puede enriquecer su vida. Conozca más sobre la vida saludable con la enfermedad de Alzheimer.
Estamos aprendiendo de las personas que han sido lesionadas con traumatismo en la cabeza durante tareas militares o actividades deportivas que quizás puede estar asociado con Alzheimer. Su riesgo aumenta si la lesión implicó la pérdida de consciencia, o si ha tenido múltiples lesiones en la cabeza por la práctica de deportes de contacto. Este descubrimiento está impulsando los esfuerzos de la salud pública para mejorar la calidad de los cascos de protección, y reducir las tasas de lesiones en la cabeza, en ciertos deportes.
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