La historia de Hillary

Mi nombre es Hillary Golden. Me diagnosticaron glaucoma de tensión normal en julio de 2020. Tenía un orzuelo y en ese momento estaba de baja en mi trabajo, así que tuve tiempo para ir al oftalmólogo. La optometrista entró en la consulta y, cuando me examinó los ojos, me dijo: «No me gusta cómo se ve tu nervio». Hicimos algunas pruebas más y me envió a un especialista en glaucoma. En ese momento, ya había perdido casi el 40 % de mi visión. 

El glaucoma de tensión normal es mucho más difícil de diagnosticar porque no presenta la señal de alarma de la presión alta, por lo que lleva más tiempo y, cuando se diagnostica, el daño suele ser peor. También es una enfermedad muy engañosa porque, a medida que se pierde la vista, el cerebro va completando la información, por lo que no se es consciente de que se está perdiendo la vista. Yo describo la pérdida de visión como un rompecabezas: siempre faltan piezas, ¿verdad? Aún se puede saber cuál es el rompecabezas, pero no se pueden ver todos los detalles. 

Hay tantas enfermedades oculares diferentes y nuestra visión es tan valiosa. Está en tus manos cuidar de ti mismo. Y es muy importante que hagas todo lo posible para cuidarte. Si puedes salvar tu visión y tu vista, debes intentar hacerlo. 

Tengo cinco sobrinas y sobrinos, y mi sobrino mayor juega al béisbol profesional. Por eso, para mí es muy importante no solo ver sus partidos de béisbol, sino también ver a mis sobrinas casarse algún día, ver cómo se gradúan en la universidad mis sobrinos más pequeños y ver qué hacen con sus vidas. Por eso, para mí, ver es mucho más que la simple visión.  

Nunca pensé que el glaucoma pudiera afectarme porque creía que solo afectaba a personas mayores de 80 años y a los abuelos. A cualquier edad se puede diagnosticar glaucoma, por eso es tan importante hacerse revisiones oculares periódicas. Existen medidas preventivas y tratamientos, y nuestros ojos son un regalo tan precioso que realmente necesitamos cuidarlos mejor.