La historia de Cynthia

Soy Cynthia Smith. Llevo años acudiendo a un especialista en glaucoma porque tengo miopía grave. Pensaba que el glaucoma podía afectarme porque, al ser tan miope, sabía que, al llegar a los treinta, ya sabes, mujer negra, mayor de 35 años, miope… tienes un alto riesgo de padecer glaucoma. 

Todo empieza en algún momento. En mi caso, fue por cosas sencillas del día a día, como buscar algo. Ya sabes, a todos se nos pierden las llaves, pero yo puedo pasar varias veces por delante de algo, como mi teléfono, si está sobre una silla negra, pasaré por delante o de largo y diré: «No encuentro mi teléfono». Algo tan sencillo como eso, si es del mismo color o cosas diferentes como esa. Es porque mi visión no es tan buena o no es tan nítida. 

Me gusta mantenerme activa. El yoga es una de mis actividades favoritas. Voy a clases de yoga unas tres o cuatro veces por semana y hago estiramientos por la mañana. Me gusta estar al aire libre. Me gusta la naturaleza. Me gusta el mar. Me gusta ver películas. Me gusta leer. Y tengo una nieta, que tiene un año y medio, y solo ver su pequeña sonrisa es muy importante para mí. No puedo imaginarme no poder verla. 

Creo que es importante cuidar tu visión, igual que cuidas cualquier otra cosa, probablemente incluso más que muchas otras cosas. Priorizamos las cosas según lo que nos gusta hacer. Acudimos a nuestras citas para cortarnos el cabello, para hacernos el cuidado de uñas, y es igual de importante, si no más, acudir a las citas con el oftalmólogo. 

Desafortunadamente, cada vez más personas padecerán esta enfermedad; cuanto más sepa la comunidad médica sobre ella, más podrán al menos tratarla para mantenerla bajo control, de modo que cada vez menos personas pierdan la visión. Hay algunas cosas que no podemos controlar en la vida, pero creo que, si controlamos nuestra visión, recibimos tratamiento y nos mantenemos en contacto con nuestros médicos, es algo que se puede controlar o mantener. Y cuanto antes se trate, mejor.